REGENERACIÓN ÓSEA

Cuando el paciente no dispone de suficiente cantidad de hueso en su maxilar como para garantizar una implantología viable, se puede acudir a la regeneración ósea.

Contamos con un quirógrafo altamente equipado, para dar solución a los casos más complejos.

La pérdida de hueso ya no es una barrera para colocar un implante dental.

Para poder reponer piezas dentales perdidas mediante la colocación de implantes dentales es indispensable el paciente presente una suficiente cantidad y calidad de hueso sano residual. Idealmente, el hueso de la zona receptora debe medir unos 10 mm de altura y 8 mm de espesor, para asegurarnos de tener una base suficientemente fuerte y estable para dar soporte a los implantes dentales que insertemos en ella. Sin embargo, es habitual que con la perdida de los dientes también se produzca la perdida de parte del hueso y de la encía que lo rodeaba debido a infecciones previas o al mismo acto de la extracción dental. Además, con el paso del tiempo, el hueso sufre un proceso degenerativo progresivo que lo va atrofiando, pudiendo imposibilitar la colocación de implantes dentales.

Actualmente existen, para poder dar solución a pacientes con soporte óseo insuficiente, multitud de materiales y técnicas regenerativas cuyo objetivo es favorecer el rápido crecimiento de hueso nuevo suficiente que permita la colocación del implante y devuelva además la estética a la zona atrófica. Entre estas técnicas encontramos: la regeneración ósea o regeneración ósea guiada, los injertos de hueso en bloque, la elevación de seno maxilar y los injertos de plasma rico en factores de crecimiento.

Existen varios tipos de injerto de hueso en función de su origen, hueso autólogo (del propio paciente), aloinjerto (bancos de hueso de cadáver), xenoinjerto (de origen animal, generalmente bobino) o aloplástico (sintético, normalmente se trata de hidroxiapatita), cada uno con sus ventajas e indicaciones.

Los procedimientos de regeneración ósea pueden realizarse previa o simultáneamente a la colocación de los implantes dentales, en función de la cantidad de hueso inicial que presente el paciente. Cuando la cantidad de injerto necesaria es pequeña se suele extraer de una “zona donante” de la misma boca, de regiones como las de las muelas del juicio, la rama mandibular o el mentón. No obstante, cuando la atrofia es muy severa o hay que reconstruir grandes espacios se debe recurrir a tomar el hueso de otras zonas de cuerpo como la cadera o la tibia. Esta técnica de injerto de hueso autólogo es altamente predecible, pero tiene la desventaja fundamental de aumentar las molestias post-operatorias para el paciente, ya que hay que intervenir en dos áreas en lugar de solo la zona del implante.

En Clínica Sant Mar, hacemos una Odontología Especializada, solemos recurrir al uso de materiales de injerto óseo de origen sintético o animal puesto que son materiales que han demostrado su alta eficacia y seguridad tanto en el ámbito de la implantología dental como en otras especialidades médicas. De esta manera podemos llevar a cabo regeneraciones de hueso de pequeño y gran tamaño minimizando las intervenciones y evitando molestias innecesarias a nuestros pacientes.